Leo El periodista deportivo, de Richard Ford. El tono de la narración me abre inesperadas tangentes emocionales, ventanas clausuradas por motivos de supervivencia. Me cuestiono un momento sobre si vale la pena transcribir lo que vislumbro en esas ventanas. Decido que no, que no es tiempo, que el dolor supera a la razón. Suena el aviso de mensajería de mi celular. El mensaje es de Lorena. Dice que me extraña, que va en un bus camino a Corrientes, mirando la luna llena por la ventana y recordando nuestra breve vida juntos.
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