Sylvette David, de 19 años, vivía en la riviera francesa, no lejos de la casa de Pablo Picasso en Vallauris. Era la primavera de 1954. Sylvette, muchacha tímida y muy parecida fìsicamente a Brigitte Bardot, fumaba y tomaba sol junto a unas amigas. Así la vio el pintor desde la ventana de su estudio, le hizo un retrato y fue hasta ella para convencerla de que posara para él. Picasso pasaba por un momento complicado pues a sus 73 años se había separado de Francoise Gillot y aún no conocía a Jacqueline Roque.
Durante el resto de aquel verano, Picasso pintó más de cuarenta retratos de Sylvette, (y al menos una escultura), presentando a su modelo en los diferentes estilos que había adoptado su arte, desde el período azul hasta el cubista. Cuando acabó el último retrato, a Sylvette sólo se le podía identificar por su peinado de cola de caballo.
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