Ser dichoso alguna vez. Eso alfombra todo el dolor del camino. Sánchez-Ostiz afirma haberlo sido en Juan Fernández. Puedo recordar con exactitud los momentos míos, breves como ephemeras. Días de infancia alimentados de estaciones y expectativas. Vértigos de amor adolescente. Sincronías intelectuales adultas. Admiración ante la generosidad de los humildes, ante los genios creadores. Mis hijos, mis pequeños hijos, la complicidad de la sangre, acaparadores de casi todos mis momentos. Luego el limbo, el permanecer, la luz al final del túnel siempre alejándose. Igual se lleva la armadura, igual bebemos, fumamos, reímos, nos burlamos, orgullosos de portar en el pecho esos momentos como medallas.
Imagen: Karl Schmidt-Rottluff
Imagen: Karl Schmidt-Rottluff
Nada que decir, sí, fui dichoso en JF y en otros lugares... Puedo hacer una recolección de esos momentos breves, intensos, perdidos como brujas en el aire... Hace unos meses, mi madre, nonagenaria, me dijo: "Qué poco dichoso has sido en la vida, hijo" y nos quedamos los dos en silencio, mirándonos asombrados.
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