El mundo es cada día más obscuro. Algún día me uniré a ese puñado de sombras que han visto y entendido demasiado.
“¡Dios mío! ¿Habremos llegado realmente tarde para todo? ¿Cómo puede habernos sucedido tal cosa… mientras pisoteábamos el barro con las cabezas de puente, nos acurrucábamos en los embudos hechos por las bombas y nos apretábamos contra los matorrales para ocultarnos del enemigo? ¿Habrá crecido y estallado verdaderamente, entretanto, una nueva juventud? ¿Habrá estallado por añadidura hacia allá…? ¿Allá adonde nosotros no osamos ir… con nuestra educación, diferente de la suya?
Nuestra generación retorna al hogar, deja las armas, lleva el pecho cubierto de condecoraciones, se vanagloria de sus experiencias en el combate…y, al encontrarse con sus hermanos más jóvenes, advierte en éstos meramente una mueca aviesa: ¡Bah, no sois poco majaderos…!”
A.Solzhenitsin, Archipiélago Gulag
Amigo Jorge. Tu texto me recuerda a lo que he vivido estos días. Ayer regresé de Serbia, triste y convulso país, azotado por las guerras. Mientras emerge una juventud bella, alegre, llena de vida, con ganas de divertirse y ajena a las penurias, los más mayores se muestran tristes, apesadumbrados, cabizbajos, apenas sonríen y sus rostros reflejan el duro pasado, tal vez la falta de esperanza.
ResponderEliminarNo se puede ser tan sensible como lo eres tú, pues el sufrimiento y la angustia rondan por tu cabeza.
Comparto contigo tus sentimientos. Al menos ya somos dos.
Abrazo.