Antes de irme a dormir leí una frase del último prólogo que dictó Jorge Luis Borges: "La luna afirma una verdad, con algún exceso retórico; no hay un instante que no lleve la carga del pasado infinito". Me ha invadido una sensación parecida respecto a distintos sucesos a lo largo de mi vida, como si nada fuese por completo original ni voluntario sino apenas pequeños estadios de una replicancia interminable, ecos que siguen chocando en las paredes de nuestra conciencia, agobiantes fractales que nos conceden como único mérito de vida la fracción de un infinitesimal.
Quise dormir, pero antes de apagar el televisor empezó "About Schmidt"y mi sueño se esfumó al segundo. La arrendé hace varios meses en Blockbuster cuando recién se estrenó en el pequeño formato y quedé tristemente impresionado. Es una obra dura, realista, que nos sumerge sin contemplaciones en el pozo helado de la vejez que nos espera a todos. La importancia del viejo Schmidt en el mundo (si es que alguna vez tuvo alguna importancia)desaparece por completo en el momento de su jubilación. ¿Qué hacer entonces?¿En qué ocupar esas horas que parecen un excedente inútil?
Schmidt ha respetado todas las reglas que se han interpuesto en su vida, las reglas de Dios, del gobierno, del barrio, de su hija y de su esposa. Ha sido honesto, trabajador, prolijo, ha intentado ser un buen padre y un buen esposo, ha llegado a ser vicepresidente de una compañía de seguros y cuando parecía que las cosas no podían marchar mejor, el segundero del sentido de los días se detiene bruscamente.
A poco andar muere la esposa de Schmidt y su hija se casa con un perdedor. Schmidt recorre Estados Unidos en su adventure y duerme en el techo mirando las estrellas. Nada hay hacia el este o el oeste más que recuerdos que como retumbantes ecos lo llevan a repasar los sitios de antaño.
Schmidt apadrina a un huérfano africano y le escribe sus desventuras. A través de esas cartas repasa su vida y ajusta cuentas con lo que pasó ante sus ojos. El pequeño africano es aparentemente el único oído atento a esa vida insignificante, un oído precario, tal vez inexistente, quizás el oído de la propia conciencia de Schmidt que necesita seguirse escuchando.
Finalmente una señal asoma en el horizonte.
Una correcta dirección de Alexander Payne, engrandecida por una de las mejores actuaciones de Jack Nickolson.
Todo es y nada es. ¿dónde comienza y dónde termina?
ResponderEliminarSomos lo que somos en este eterno instante.
Divagaciones.
Besos y amor
PD
Por supuesto las divagaciones son mias.
La vejez que a todos nos atemoriza. Muy cierto!! Es una inquietud recurrente en mí... tantas cosas que hacemos por hacer, portarse bien o portarse mal por dar gusto o disgusto a otro... Por qué hacemos lo que hacemos? Un día decidí que primero me preguntaría a mí qué me parece hacer tal o cual cosa, por lo general me desobedezco. Por allá tenés que ir. Todos opinan sobre el camino a recorrer para una vida ideal. Opinan la escuela, los amigos, los novios, los maridos, los colegas, los jefes, los hijos, los yernos/nueras, los nietos... Cuando te das cuenta terminás como Schmidt ¿He vivido como quería?
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