Las madrugadas de mayo son frías. Primeras escarchas. Árboles en desnudez. Me
levanto con noche, alentado por un gallo insomne con crisis de pánico. Intento hacer fuego. La poca leña que queda está mojada o
verde. Un café simple, abrir novelas inconclusas y meterle color al asunto. Mis
osadías narrativas se manifiestan de madrugada. El resto del día soy artesano o
fontanero literario. Esculpo, desarmo, alterno, mejoro, elimino, pero a estas
horas tempranas creo mundos nuevos, dejo a mi mente tirarse desde lo alto del
Malalcura, planear sobre el valle, ser feliz con los colores, nostalgiarse con
un horizonte que solo devuelve bruma azulada, mar en calma, barcos japoneses, la
inmensidad de la llanura argentina, aromas de huertos en formación, bosquecillos de tulipanes rojos, y a ratos, morirse de
tristeza por la imposibilidad de los tiempos recobrados.
Fotografía: Río Ñuble, San Fabián de Alico, Chile. Jorge Muzam
Fotografía: Río Ñuble, San Fabián de Alico, Chile. Jorge Muzam
Hay un Virgilianismo en tu pensamiento que resulta altamente refrescante.
ResponderEliminarSaepe malum hoc nobis, si mens non laeva fuisset,
de caelo tactas memini praedicere quercus.
~Virgil, Bucolica 1, https://www.loebclassics.com/view/virgil-eclogues/1916/pb_LCL063.25.xml.