Los discos duros van muriendo como replicantes de Blade Runner. Es una muerte dolorosa para quienes tenemos cierto espíritu conservacionista de monjes medievales. El conocimiento inútil, las arbitrariedades filosóficas de la mente, la deliciosa pornografía, los sonidos del cosmos, las desquiciadas brochas del expresionismo, los multiuniversos de los dioses novelistas, la desnudez de la historia, las máscaras insensatas, el aullido de las víctimas, la memoria familiar, todo queda abolido de un plumazo tecnológico. Es nuestra personal biblioteca de Alejandría sosteniéndose en la nada, el mobiliario de una mente de cincuenta mil habitaciones con ventanas hacia todos los climas, paisajes y caprichos de la imaginación. No hay forma de reproducirlo con exactitud, sin contar con que cada día se es levemente distinto al anterior y que los intereses van cambiando de posición.
El consejo habitual es guardar dos o tres copias de todo lo acumulado, pero no siempre lo logras hacer a tiempo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario