Políticamente creo ser bastante claro. No adhiero a lo que me parece
poco ético o turbio o torpe o a lo que signifique el aprovechamiento de
unos sobre otros. No estoy en ninguna tienda política porque no me trago
ningún paquete ideológico completo. La disciplina partidaria con sus
propios cabrones imponiendo su batuta no va conmigo. No nos soportamos mutuamente. Conozco bastante la
dinámica política tradicional y no le debo favores
a nadie. Mi voz es tan crítica como independiente, y hasta temeraria,
porque me suelo meter imprudentemente bajo las patas de caballos peligrosos. Sólo me importa que los despojados de siempre no lo
sigan siendo y que se imponga la cordura, la fraternidad y la justa
distribución de la riqueza por sobre el manto negro de la codicia.
Imagen: Teun Hocks
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