Extinción


El primer nombre científico del Pájaro Dodo fue Didus ineptus (transcripción probable de estúpido inepto, si lo tomamos como derivación del portugués "doido", o bien, holgazán inepto, si lo tomamos del holandés "dodoor") En ambos casos es peyorativo. Las crónicas hablan de un ave confiada, gorda y de apariencia melancólica. Habitaba las islas Mauricio y el último dodo fue visto en 1662. Se cree que no fue capaz de resistir las plagas y animales domésticos llevados por los europeos. Sólo un siglo pasó desde la llegada de éste y la extinción del Dodo.

Otro caso de rápida extinción fue el del Alca gigante. Ave de gran tamaño, habitaba extensos territorios cercanos al Ártico. Su incapacidad para volar y sus enormes huevos la condenaron a una caza indiscriminada, sobretodo de los barcos que recalaban en las islas del Atlántico para aprovisionarse de carne y huevos. En 1844 fue asesinada la última pareja en la isla de Eldey. Para entonces, se ofrecía una suma altísima por un ejemplar disecado de esta ave. 

El Quagga fue un hermoso híbrido equino que habitó el sur de África. Con la llegada de los holandeses comenzó la caza rápida, feroz y definitiva de todos los ejemplares. Con su carne alimentaban a los peones y con su piel se fabricaban sacos.Ya en 1870 no quedaba ningún Quagga salvaje. El último cautivo murió en el zoo de Amsterdam en 1883.

Solitario George fue la última tortuga gigante de la especie Chelonoidis abingdonii que habitó en las Islas Galápagos. Murió el 24 de junio de 2012. Lo habían encontrado en 1972 en la isla Pinta. Hasta ese momento ya se le creía extinto. Sin embargo, nunca se le pudo encontrar una pareja de su misma especie para que se reprodujera.

Los casos son tan abundantes que probablemente me demoraría años en escribir pequeños obituarios informativos sobre el genocidio de especies que ha cometido y sigue cometiendo el hombre en tan ínfimo lapso evolutivo.

Los hombres no contribuimos a preservar ninguna forma de armonía. Llegamos a un territorio e inmediatamente desordenamos la frágil adaptación de todas las especies que han vivido en ese lugar por miles y millones de años. A cambio, no aportamos nada. Sólo muerte y arrogancia. Es un anticipo seguro y merecido de lo que nos espera a nosotros como especie.


Imagen: el último quagga.

1 comentario :

  1. Es lamentable e imperdonable todo el daño que le causamos a los animales hasta llegar a extinguirlos. Es lo mismo que hacemos con nuestro planeta, con todo lo que nos rodea.
    Los humanos... no somos "humanos" Por eso vamos caminando apresuradamente a nuestro fin.
    Saludos Jorgito

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Cuadernos de la Ira de Jorge Muzam is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.