Mi obra es tan fragmentaria y dispersa que los
estructuralistas sufrirán dolores de
cabeza conmigo. Probablemente, y en esto les adelanto trabajo, llegarán a los
siguientes resultados: “Hemos perdido el tiempo, señor Levi. Y mucho dinero. Muzam es un completo saco de
huevas. Un payaso iconoclasta que se ha querido reír de nuestra importantísima
labor. Sólo escribe para voltearse a las minas. Hemos leído la totalidad de sus engendros narrativos. Se nos agotó el café, las aspirinas y la paciencia. Mire aquí nuestras conclusiones:
1. Es un mitómano
2. Un irrespetuoso
3. Un esteticista difuso
4. Su obra es un vertedero de cualquier cosa
5. Sus aspectos morales son muy discutibles y en no pocas
ocasiones reprochables.
6. Filosóficamente es un ebrio de cantina
7. Es feo”
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