Caen heladas y mutan los colores. Amarillos y rojos se reparten la hierba como alfombras de gala para conejos aventureros. El otoño apresura su epílogo. Tengo un nudo narrativo en la garganta y un pesado sombrero negro aplastando mi cabeza, bajando mi mirada, enrareciendo mi aire. Parece avecinarse un choque de trenes bala o una estampida de estorninos ciegos.
Fotografía: Estampida de estorninos, Alain Delorme
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