Érase una vez… (en francés: Il était une fois…) fue un conjunto de series animadas de la televisión francesa, de 26 episodios cada una y con una duración de unos 25 minutos. Fue creada por Albert Barillé en los estudios Procidis y difundida por Canal+ y France 3. Su contenido era educativo y didáctico, abarcando temas como el cuerpo humano, la historia de Europa o el espacio.
La más conocida de estas series es Érase una vez … el hombre (Il était une fois l’homme, 1978) que relata la evolución de la humanidad desde la prehistoria hasta el siglo XX (e incluso con una mirada hacia el futuro). Colaboraron también en la realización de esta serie, personas y capitales provenientes de Alemania, Bélgica, Canadá, España, Israel, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Suecia y Suiza.
En Chile se difundió a través de la televisora estatal a comienzos de los ochenta, en plena dictadura militar de Pinochet. Fue todo un éxito de audiencia, aún considerando que pocos hogares contaban con un televisor en aquellos días. Menos, uno en colores. Pero cada uno se las arreglaba, aunque fuera en la casa del vecino, para no perderse la serie.
En calles y colegios cantábamos a coro la pegajosa canción del planeta oscuro que se ilumina poco a poco. Mi personaje preferido, y el de muchos, era el viejito sabio envuelto en su luenga barba. Qué delicia era verlo convertido en Fidias o Da Vinci. Y qué triste fue verlo morir de muerte natural en el segundo capítulo, en una prehistoria donde había sido el único en llegar a viejo.
Y así, durante cada jornada, la historia de los hombres y las civilizaciones seguía pasando ante nuestros ojos. Los buenos siempre le ganaban a los malos, la sabiduría le ganaba a la ignorancia, y la generosidad arrasaba con la envidia. Pedro El Grande trozaba troncos y construía cabañas junto a los rudos campesinos rusos, al tiempo que les enseñaba modales. Los hermanos Wright se daban los primeros costalazos en su enclenques intentos por volar. Los países europeos se seguían armando y la población mundial disfrutaba de su último recreo de tranquilidad.
Al llegar al siglo veinte, la serie adquiere una visión muy pesimista. Se hacen patentes las pinceladas teóricas de los Anales. La música se entristece y nunca nada vuelve a ir mejor. La llegada del hombre al espacio y la conquista de los derechos femeninos son apenas ínfimas islas en este rebote de actuaciones incoherentes de una civilización que ha perdido su rumbo.
La mirada hacia el futuro es desoladora, como si intentaran espabilar con fuerza a las nuevas generaciones, despertarlos del letargo del consumo y la destrucción del medio ambiente, asquearlos con el apogeo del militarismo y la inundación de la basura, sacudirlos, para que puedan salvar algo del derrumbe inevitable.
Extrañamente, los asesores de Pinochet, que efectuaron una férrea censura en muchos aspectos, no fueron suficientemente asertivos para tratar con su propia ignorancia, y dejaron pasar este inolvidable autogol a su dictadura, iluminando a su pesar varios de los días más oscuros de nuestra historia.
A mi me encantaba esa serie. Gracias por recordarmelo ¡¡
ResponderEliminarNo la conozco!! Pero me hiciste recordar a las películas domingueras que ví cuando era chica.
ResponderEliminarLos domingos eran unos de esos pocos días en que mi papá siendo chofer de camiones estaba en casa, porque el resto de la semana desaparecía por alguna ruta argentina haciendo sus repartos... juntando historias para contarnos el fin de semana. Cuando hacía frío solíamos preparar la mesa a dentro justo frente de la televisión. En esa época no teníamos televisión por cable, a penas tres señales comerciales de capital federal (canal 9, 11 y 13), una pública (ATC -Argentina Televisora Color, en el 7) y otra de provincia de Buenos Aires (América en el 2). Sin muchas posibilidades de elección escogíamos el 13 porque pasaban películas. Durante toda mi primera infancia las encontré aceptablemente graciosas pero me llamaba la atención que casi siempre fueran de gente uniformada. Tiempo después supe que se trataba de las películas de la dictadura...
Me nació una enorme curiosidad al respecto y busqué información...
En aquellos años no encontré nadie que se animara a hablarme del tema. Cada vez que lo encaraba parecía que estaba insultando a la gente. El tiempo pasó... y ni siquiera en la escuela secundaria recibí la información que necesitaba.
El tiempo pasó y lo olvidé hasta que alguien trajo el tema a discusión y ahora de nuevo. Esta vez estoy un poco más informada, porque tuve acceso a los lugares donde de eso se puede hablar, además desde que se implementó el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia parece que se acabaron los tabúes y vale todo.
Desde aquellos años infelices hubieron muchos que se animaron a mucho. Se hizo cine desde el lado de los militares para justificar o atenuar la brutalidad de sus procedimientos y para embobar a la gente. Recuerdo que eran todas comedias que apelaban al absurdo con cómicos reconocidos por todos, siempre protagonizaba algún tipo de escuadrón loco o un policía bizarro; otras eran románticas con hermosos militares que dejaban a su damita para cumplir el deber y volvían a casarse. Esa las ví todas en canal trece durante los primeros años de democracia... porque yo nací en democracia por lo cual todos mis recuerdos se enmarcan en ese contexto. Estos filmes son una porquería pero se vuelven interesantes y recordables cuando se los ve con la pretención de hacer una análsis del momento histórico permitiendo ver las omisiones y falsedades sobre el que hay muy buenos ensayos como el de Fernando Varea ("El cine argentino durante la dictadura militar (1976 – 1983" publicado en 2006). Me lo prestaron y lo leí con mucho gusto!!
Volvió la democracia... y renació el cine argentino. Ví bastantes películas sobre ese período trágico pero mucho tiempo después porque el terror infundido fue tal que se mantuvo alejado de gente como uno, es decir común... tal vez estuvo más a la mano de ciertos grupos intelectuales. Aún hoy vale la pena verlas!! Las que más recuerdo son: El drama policial "Tiempo de revancha" del director Adolfo Aristarain (1981), la comédia satírica "Plata dulce" de Fernando Ayala (1982), "El poder de la censura" de Emilio Vieyra (1983) "No habrá más penas ni olvido" un drama terrible de Héctor Olivera (1984), "Cuarteles de invierno" del director Lautaro Murúa y el reconocidísimo drama "La historia oficial" de Luis Puenzo que ganó el Oscar a la mejor película extranjera. También varios documentales y otras películas que llegan hasta nuestros días...
Vaya! Me removiste la historia... con esta evocación!! Hasta recuerdo el olorcito al asado en la mesa y a mi hermano riéndo como pavo con el Gordo Porcel haciendo de milico!!
La censaura?? Muchísima...
Me he tomado la libertad de publicar tu comentario como un texto independiente en nuestro blog compartido, querida Lorena.
ResponderEliminarSiempre sorprendes narrativamente, y junto con disfrutar tus experiencias de vida, nos llevas a evocar situaciones particulares de las nuestras.
http://plumaslatinoamericanas.blogspot.com
Recuerdo esa joyita... fui de los zonzos que ponían la fecha en los cuadernos con la figura de ojos y boca cuadrada que indicaba el tiempo transcurrido en la serie... siempre recordaré esa mañana nublada en San Antonio en que repasamos el último capítulo con toda tu familia y vimos con risa y horror el futuro que nos aguardaba sin imaginar que ya lo viviamos... gracias, amigo y hermano...
ResponderEliminarLa figurita del tiempo solía ser bastante conservadora, estimado amigo. No le gustaba que el viejito barbón se adelantara a su época y le tocaba el hombro repetidamente hasta que éste recapacitaba.
ResponderEliminarEl último capítulo lo ví hace pocos años, cuando me conseguí los capítulos pirateados. Es un buen tirón de orejas a la modernidad. No podría haber sido de otro modo.
Gracias por tus palabras, amigo y hermano.