Los días... los días... Temblor en la voz, en las manos, en los pasos dubitativos. Sientes vergüenza de no llegar. De no poder. De no volver. Morirás convencido que ninguna flor tiene nombre. Solo color, elasticidad ante la brisa, alegría del milagro sin tiempo. No se marchita el que ignora sus siguientes pasos. Me intuyo mariscal de campo perdido en la estepa sin un cuerno para llamar a la hueste, al batallón de amigables fantasmas que se disipan como nubes en retirada. Nadie vendrá a esta vida que asfixia, que aprieta, que conmueve. Nadie prestará su espada a una ortiga en un sembradío de mazorcas.
Fotografía: Jorge Muzam
Me gusta tu batallón de fantasmas, amigo, mi buen amigo.
ResponderEliminarLo triste puede ser sublime y bello, esto es todo eso.
ResponderEliminarDe pronto vamos del revés, más de lo que podemos soportar, con los años , me canso de hacer trampitas y vestir de color rosa ciertos horarios.
ResponderEliminarComo siempre, un agrado asomar a tu voz.
Saludos
Rossana
Por qué estaré tan convencido de que eres un escritor ineludible.
ResponderEliminar