Dios amanece muy temprano en este rincón de los Andes.
Quizá por la intensificación del frío, los peucos parecen concentrar sus vuelos rasantes durante abril para gran descontento de las gallinas.
El estruendo parte a las seis de la mañana, cuando el Cuco de Buzzati aún se encuentra laburando.
Bostezando y en chancletas salgo a poner orden en la granja. Dos peucos jóvenes se han posado en las ramas bajas de dos manzanos que forman el arco de entrada al potrero.
Al verme vuelan hacia la copa de árboles inalcanzables. Las gallinas, al decodificar la situación, salen de sus escondites y la coexistencia pacífica retorna. Akiva me ha seguido de puro sapo y ahora se enrosca en mis pantorrillas.
Akiva es un gato gris atigrado, aparentemente pacifista, que ondea sensualmente su cola en zonas poco transitadas. Le pusimos Akiva en honor al protagonista de la serie Schtisel. Llegó pequeño, como parte de las hordas de gatos inmigrantes que arriban cada tanto guiados por el aroma de la cena nocturna de Tatón, nuestro mimado e hinchapelotas compañero canino. Algunos se han quedado, quizá debido a las buenas vibras de este territorio libertario, secreta isla anarquista bien camuflada en medio de nuestra temperamental republiqueta. Pues el gato Akiva era muy parecido al otro Akiva, el de los tirabuzones. Una especie de personaje manso e irresoluto, vago en esencia, sin más armas que su belleza y su donaire artístico para resistir la borrascosa coexistencia cotidiana.
Avanzo a través de la hierba reseca del potrero para contemplar los bancos de niebla estacionados en las lomas bajas de las montañas. Falta más de una hora para que asome el sol.
Tomo fotografías con mi celular de medio pelo pero no quedo conforme, así que voy rápidamente por uno más sofisticado. Al regresar, todos los tonos han cambiado y los bancos de niebla se han desplazado o desaparecido. Una bruma gris celeste se ha esparcido por el valle tornando ilusorios a los álamos amarillos. Akiva posa para una historia de Sanfabistán (nuestro portal de cultura y noticias en la región de Ñuble) afirmado sobre un viejo poste de acacio.
No supe usar el celular sofisticado, así que volví a mi chatarra y seguí disparando hacia distintos frentes, desde distintas posiciones. En el intertanto llegaron los perros de mi hermano a interiorizarse de las noticias matinales. Akiva al verlos venir rajó a refugiarse a lo alto de un cerezo.
Un rayo de sol pasa detrás del Malalcura e ilumina la montaña que cobija la laguna El Valiente. En segundos el valle se inunda de luz y los colores se desgastan hasta niveles de irrelevancia fotográfica. Dirijo la cámara del celular al suelo. A las cientos de manzanas caídas. Pájaros y avispas no dan abasto para tanta comida. La escasez de insectos reguladores es preocupante. Tampoco he conseguido suficientes frascos para convertirlas en mermelada. Son días de abundancia engañosa. Luego vendrá el largo invierno donde los pájaros adelgazarán cantando poemas de añoranza.
Vuelvo a mi choza. Enciendo cafetera, cocina, computador y una chamiza que dejé en la estufa. Las redes me bombardean con la trifulca mundial. Las palizas israelíes a mujeres y niños palestinos. Las milicias ucranianas acorraladas por los rusos en Mariúpol. Un Biden senil que masculla venganzas ante una guerra fría raída. Lonkos mapuche pidiendo respeto al Estado chileno. La convención chilena construyendo la constitución más sui géneris del mundo. Avances en paridad de género, plenitud de derechos a los pueblos que habitan el territorio, salvaguardias a la naturaleza, respeto a la sintiencia animal, fin a la ratonera del senado y sucesivas palmadas en el culo a la omnipotente oligarquía chilena. La derecha anda histérica lo cual es buena señal. Ya lo decía mi abuela, cuando la derecha se enfurece es porque algo bueno está sucediendo para la gente común.
Mi primer café y una tostada con mermelada de durazno. Rápida lectura de El Mostrador, El Desconcierto, Diario Financiero, RT, The New York Times, Telegram, Telesur, Ex-Ante, Revista Santiago, CNN, Ladera Sur, Resumen, Página 12, La Tercera, El Siglo, La Nación argentina. Revisión de últimos videos noticiosos en Piensa Prensa y Acción Ciudadana. Un bocadillo presuroso de toda la mentira, desinformación e infamia que proveen los medios preponderantes. Y también la resistencia ante ese veneno narrativo que proveen los pequeños medios de trinchera. Y luego, ya con un segundo café, pincho play en Youtube para avanzar nuevos minutos en la película que dejé a medias ayer: Amanece que no es poco, la desternillante joya de José Luis Cuerda.
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