Como enamoradas o locas

Caen pétalos rosados como llovizna festiva. Son las arlequinadas del viento agostino. Pasan a vender maíz a quince mil pesos el saco. Negociamos hasta quedar en catorce. No importa que lo pague más adelante. Agosto es el mes en que las gallinas despiertan como enamoradas o locas y se largan a poner tras el desayuno. Merecen por tanto una recompensa, un manjar extra a la aburrida avena mojada y el trigo chancado.
Gallinas rubias, cenicientas y coloradas hacen fila frente a los nidales de paja. Respetan su turno, salvo alguna altiva castellana que se abre paso a picotazos. Los gallos son mesurados con sus esposas ariscas e intentan mediar paternalmente, pero poco caso les hacen.
La tarde aún tan corta despliega su bruma azulada sobre los cerros. Delgadas humaredas plateadas ascienden hasta disolverse entre los cirros. Los nidos exponen el fruto de una jornada. Huevos marrones, celestes, verdeados, veroneses y esmeralda. Las gallinas mapuche ofrendan su gama irrepetible de colores oyendo las rancheras tristes que emanan de los aserraderos.



Fotografía 1: "Duraznos en flor". © Lorena Ledesma
Fotografía 2: "Gallinas de Roble Huacho". 
© Lorena Ledesma

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