Mateo Morral, peligroso anarquista español, prepara el atentado que le costará la vida al rey Alfonso XIII durante el paso de su cortejo nupcial.
Viaja desde Barcelona a Madrid, se hospeda consecutivamente en dos hoteles y firma los registros de hospedaje con su propio nombre, sabiendo que la policía está tras sus pasos.
Todos saben que habrá un atentado, aunque nadie sabe exactamente en qué momento y circunstancia. Morral evidencia su ánimo de ser descubierto a tiempo al escribir en un árbol de una avenida muy concurrida el momento en que se realizará el atentado.
No quiere hacerlo, pero los acontecimientos lo superan. Cualquier dilación le costará igualmente la vida, pues el resto de los anarquistas le vigila férreamente sus pasos.
Llega el día, Morral lanza la bomba envuelta en un ramo de flores hacia el carro que transporta al rey y su esposa.
Un segundo antes, la reina se había inclinado hacia su marido para saludar a la muchedumbre de la otra orilla. Esta simple acción le salva la vida. Algunas personas mueren pero los reyes están a salvo.
Mateo Morral huye en medio del tumulto creyendo haber muerto al rey.
Los siguientes días deambula por villorrios y caminos poco concurridos. No se comunica con nadie, sus compañeros anarquistas se han alejado de él. Toda España está tras sus pasos. El dueño de una pensión donde se aloja cree descubrir al anarquista y avisa a un guardia. Este concurre a pedirle su identificación, pero Morral sin responder palabra decide acompañarlo hasta la guarnición. En el camino, Morral mata al guardia y luego se suicida. No hay nota, registro, manifiesto, proclama o recuerdo que el cuasi magnicida haya dejado para la posteridad.
No hay comentarios :
Publicar un comentario