Las lechugas han crecido lo suficiente


Noviembre está en su cénit. Amaneceres cubiertos de rocío, mediodías calurosos,  largos atardeceres de mates desgastados junto al río, y noches lunares, de grises y sombras, como grabados crepusculares de Goya. El frescor trae esencias aromáticas de poleos tiernos y rosas chinas. 

En San Fabián se sobrevive de muchas formas y la huerta es una contribuyente importante a la superación de los días. Las lechugas han crecido lo suficiente y arriban a la mesa tonificadas con vinagre de manzana. Los oréganos han formado sus propios escudos de tortuga, tal como la mentas que se imponen en prestancia sobre el desprevenido toronjil. Pollos intrusos han volteado algunos repollos y picoteado las frutillas. Mientras limpiamos de manzanillón las hileras de frambuesas, encontramos un nidal. Veinte hermosos huevos celestes que entregamos en un canastito a la dueña de la gallina. 



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