Niebla nocturna. Luna llena. Humedad en los huesos. Veo
fantasmas a lo lejos, sombras de Bacon, faroles de Turner, arbustos
algodonados. Recojo semillas de cedro
para adornar la parte superior de mi biblioteca, justo al lado del ajedrez
polvoriento. Lorena lo compró en Buenos Aires para que confrontásemos nuestras
mentes en las largas tardes veraniegas, pero hasta ahora nunca ha sucedido. Preferimos cocinar y hacer el amor, o caminar hasta el río Ñuble,
sentarnos en las piedras a beber mate, fumar un cigarro, y escuchar el
batir de alas de los patos salvajes.
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