Conejos muertos


Los encinos invernales parecen utilería de Tim Burton, siluetas móviles con ojos y brazos, biombos transparentes saboteando la mímesis de los peucos, exhibiendo la desnudez de las lechuzas. Los árboles caducifolios predominan a baja altura. Hay escasa hierba. Los animales andan malhumorados y hambrientos, la escarcha lo quema todo.

A fines de agosto la leña suele escasear. El gélido invierno ha agotado las reservas. Las familias más pobres deben aguantárselas. Un metro de leña vale 45 mil pesos, y apenas dura tres o cuatro días. En teoría debiera llegar la primavera en no más de una semana, pero ya sabemos que el clima anda algo borracho, confuso o amnésico.

Hay rumores de temporal nocturno, viento norte ensañado. Volarán techos esta noche. Dos campesinos amigos traen conejos muertos. Quedan sobre una bandeja. Los contemplo. No sé si habrá algo más hermoso y triste a la vez. En otro tiempo los hubiese dibujado. Hoy prefiero visitar las pinturas de Goya, Chardin o Durero. Me sucede igual con la música o la poesía. La perfección ya ha sido alcanzada y no queda más que admirar. Solo persevero en la narración, donde las posibilidades de alcanzar nuevas cumbres parecen infinitas.

Pintura: Jean-Baptiste-Simeon Chardin

1 comentario :

  1. Anónimo28/8/15

    "Conejos muertos" muy efectivos, cortos, satisfactorios, bien acompañados de una imagen como guarnición; tú puedes escribir sobre lo que quieras, Jorge.

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