Descendiendo a chalupa

Nadie sabe para dónde va el buque chileno. Ni siquiera tenemos la certeza de seguir siendo un buque o haber descendido a chalupa. Tenemos medianamente asumido que una vez más no tendremos ni una fracción de lo que nos prometieron: educación pública gratuita, pensiones dignas, salud moderna, justicia operante, respeto laboral, consumidores protegidos ante la colusión empresarial. La fila de los políticos procesados por corrupción se pierde en la lejanía. La prensa derechista envuelve la perdiz a moros y cristianos. La presidenta da palos de ciego. Despide a leales y desleales sin marcar la diferencia, sin dar razones. Se muestra exasperada y se querella contra revistas hociconas y países amigos. Los tránsfugas se alejan hasta mejores aguas. Casi toda la Udi está en cana. Los democratacristianos silban mirando para otro lado. Los socialistas andan con el culo a dos manos viendo cómo se les diluye un hipotético nuevo gobierno laguista. Los comunistas, siempre leales, se hunden con el himno del Titanic, aunque Bachelet haya gobernado para el enemigo. Piñera, el payaso neoliberal, saca dividendos de todos lados y ya se prueba la banda presidencial frente al espejo. Los estudiantes han declarado el fin de la tregua, la policía anda descontrolada y el lumpen arma su circo para deslegitimar los movimientos sociales.

2 comentarios :

  1. Chile está para la patada y no solo en futbol. Triste pero real, qué bueno leer esta crítica tan certera.

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  2. Bachelet fracasó! Yo le hago el aguante a los estudiantes

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