Sol de agosto


Sol de agosto, sol tibio, traicionero, que te abandona a los cinco minutos para dar paso a una llovizna ineficaz. Subiendo desde San Carlos a San Fabián vi los primeros aromos florecidos, las primeras camelias blancas, los manchones violáceos de los robledales en las alturas. La escasa nieve es un mero saludo a la bandera. Una semana de días azules y no habrá rastros del invierno en este hemisferio. Es necesario tomar precauciones por la posibilidad de otro año seco. Adaptar los cultivos, profundizar los pozos, prorrogar entusiasmos grandilocuentes.

Las noches son tan frías que las lecturas se abandonan a medio camino. Retazos de Heberto Padilla (tan grande como incomprendido escritor) y Hans Magnus Enzensberger. Poesía no amorosa, intimista o quejumbrosa, si no comprometida con su tiempo, aspirando a la transformación social, denunciando la infamia política, los estragos de la modernidad en la vida cotidiana.

Nuestra política nos hace pasar malos ratos. Parece como si toda la mediocridad se hubiese atrincherado en el gobierno y en la oposición. Sobrevivimos a pesar de esas ratas, como el país mentiroso que somos, que paga su desayuno con un crédito a seis años plazo. La marcha del país se ralentiza, los cambios prometidos se disuelven en gimnasia retórica, la derecha le dirige la agenda a la izquierda, la prensa difunde farandulismos con los pantalones en los tobillos, las buenas intenciones de la presidenta se hunden en su propia debilidad, en su falta de carácter para afrontar la inevitable rudeza de los cambios, en los gallinazos de palacio que le susurran al oído que es mejor que todo siga tal como hasta ahora. 


Fotografía: © Jorge Muzam
Gato Mitsubishi, un vago objetor de conciencia que ha establecido un pacto de no agresión con los ratones. 

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