Preterización

Cuando logramos que los abuelos recuerden a sus propios abuelos, damos un salto de más de un siglo hacia atrás. Entonces podemos escarbar en retazos, en difusos recuerdos que van asomando, reconstruyendo con prisa, con entusiasmo, como si nos fuésemos adhiriendo nuevos pedacitos de sentido a nosotros mismos. 

Mi abuela, ya nonagenaria, me confidenció lo que pasó con sus propios abuelos. Eran comerciantes, iban a bordo de una carreta por un camino rural de Arauco. Fueron asaltados y asesinados. Me dice sus nombres, pero no porto libreta ni lápiz y los olvido a los pocos minutos. 

Sigue narrando mientras observa a unos jilgueros disputarle el trigo molido a sus gallinitas de la pasión. La madre y el padre de mi abuela murieron antes de que ella cumpliera los cuatro años. Huérfana desde 1929, debió crecer bajo el cruel yugo de sus hermanas mayores. Donde predomina la miseria el amor se muestra esquivo.

Mi abuela baja la mirada. Enumera cada detalle de su madre, sus facciones, su voz, su vestido, su sonrisa, incluso su mano, cuando tomada a la suya se volvió más pesada porque había dejado de existir.

2 comentarios :

  1. Como para formarse una visión de época. Muy cierto lo que afirmas Muzam. No hay quien no busque reforzar sus sentidos de vida.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Anónimo3/10/12

    Muy oriental lo suyo, muy noble también. Me sorprendo de alabarle el gesto y el texto, debe ser porque en nuestra cultura se dejó de lado al anciano, al abuelito. Deberíamos cambiar esta forma de ser y prestar más atención a la gente que vivió en otras épocas, alimentarnos de sus historias y su amor por el pasado.

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Cuadernos de la Ira de Jorge Muzam is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.