Veo campesinos aproblemados, medianos y pequeños productores buscando una ecuación positiva en el horizonte. Llevan años cultivando a pérdida, endeudándose para pagar deudas contraidas en temporadas pasadas, y el precio de los animales tampoco remonta. Sin embargo en los supermercados y ferias los precios están por las nubes. El gobierno se lava las manos como en toda economía capitalista.
El precio que se les impone a los productores es vergonzoso, verdaderamente humillante (en Chile no hay subsidios) y no ha variado al menos en los últimos seis años, aunque los insumos se han triplicado. Los que alimentan a la población con su sudor, con su riesgo, con sus músculos y su idealismo, sólo reciben patadas, promesas políticas vagas y cerradas de puertas en las narices.
Claramente la ganancia alimentaria de este jaguar sureño no se queda a ras de suelo.
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