Se acerca otra medianoche
veraniega. No hay rumores de brisa. Según la versión de mi ventana,
la luna se ha encaramado sobre la rama de un acacio.
La falta de sueño me debilita. No
logro profundizar en ningún pensamiento, pero debo seguir leyendo y escribiendo
hasta quedar extenuado. No puedo permitirme despertar a mitad de la madrugada
porque los fantasmas del silencio me despedazarían el alma.
No hay comentarios :
Publicar un comentario