Adiós a las armas


Chile, mi país, despierta recelo en el resto del continente. Y no es para menos. Nuestro presupuesto de defensa es diez veces más alto que el de Bolivia, cuatro veces más que el de Perú y el doble que el de Argentina. Los tres son los países que limitan con nuestro territorio, y en la instrucción que se les hace a los cadetes chilenos se les da a entender que ellos, bolivianos, peruanos y argentinos, son nuestros enemigos.

Este año, 2013, el presupuesto de defensa chileno asciende a los 9 mil millones de dólares. Esa suma representa el 4,3% de nuestro PIB. Sólo para comparar, en educación se gasta el 3,7%.

Hoy Chile cuenta con submarinos Scorpene de última generación, un millar de tanques Leopard, decenas de aviones F-16, fragatas, misileras, rompehielos, buques de apoyo, helicópteros Cougar, Eurocopter, baterías antiaéreas, obuses, lanzamisiles terrestres, y una fábrica de armas que produce Mowags Piranhas, lanzacohetes múltiples, fusiles, subametralladoras y municiones. 

Entre las estrellas del ejército están los recién fabricados drones Lascar, cuya tecnología fue desarrollada por la Universidad de Concepción y el ejército. 

Simultáneamente se han adquirido varios drones israelitas Hermes 900. Los drones son vehículos no tripulados de altitud media. Se usan para recopilar información de inteligencia y tienen capacidad ofensiva.

Según el ideario que mueve a las autoridades chilenas a armarse hasta los dientes, sólo de esta forma se puede garantizar el poder de la diplomacia. Es la realpolitik, antigua doctrina germana muy presente en la ideología de la elite chilena que busca afianzar una política exterior basada en intereses prácticos y necesidades inmediatas y concretas.

Es probable que ni en el corto o mediano plazo se produzca guerra alguna. Pero los países vecinos y el resto de Latinoamérica se sienten amenazados y no quieren verse expuestos a una agresión, no quieren sentirse desarmados, y esta actitud chilena los obliga a gastar cantidades billonarias en defensa, recursos que no podrán destinar a necesidades más apremiantes de sus poblaciones.

Por mi parte, y como chileno, les hago llegar un mensaje de paz a mis hermanos latinoamericanos, y les quiero dejar en claro que los chilenos que estamos en contra de este armamentismo absurdo y a favor de la paz somos la mayoría. Si Chile llega a agredir a otro país, su principal oponente lo encontrará dentro de su propio territorio, entre sus propios ciudadanos.

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