Llamar a los gatos


Me considero un innovador por haber transformado el llamamiento gatuno desde un frío "cuchito, cuchito" hasta un sensual "cushisho, cushisho". 
Cuando ando eufórico, alargo la segunda sílaba, a la manera de los cordobeses. De esta forma, en días de lluvia, ofreceré leche tibia en un platito declamando un "cushiiiiiiisho, cushiiiiisho".

No sé si los gatos me lo agradecerán. De cualquier forma creo que entienden todos los dialectos.

Me dicen que en Japón los llaman diciendo "niashu, niashu".

En Argentina debo llamarlos simplemente "mich, mich", por esa costumbre nacional del mínimo esfuerzo.

Ser gato en Argentina es ser felino, pero además puto. Por esto, decir "mich, mich" a viva voz tiene una implicancia peligrosa.

1 comentario :

  1. En Argentino ser gato es ante todo ser put(A), mujer de bombachita veloz pero bien remunerada, suele aplicarse a las chicas de la farándula sin otro talento que ser ellas mismas. Ser gato en la jerga carcelaria es ser el reo más débil y por tanto el que debe hacer las tareas por los más fuertes, es casi un amo de casa y a la vez amante.

    Si le dice gato a una mujer lo más probable es que reciba un carterazo y si le lo dice a un hombre una terrible paliza.

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