Caliente

¿De qué puedes escribir con la mente fría? En todo caso, ¿para qué hacerlo? A menos que alguien te pague, o necesites que te aprueben una tesis académica o tal vez escindirte de culpa ante un tribunal.

Escribo porque casi no me aguanto las ganas de salir a ametrallar a medio mundo. Escribo con rabia, con furor, incinerándome en las llamas de mi propio infierno. Lo peor de todo es que mi ira desatada no sirve para nada. Nada cambiará. Soy uno sólo. Un cabeza caliente. Un Robespierre que te mira con la guillotina afilada, pero del que te puedes morir de la risa.

Pero no siempre soy así. Y nunca con los amigos, ni con las víctimas ni los perdedores ni con los que han triunfado limpiamente.

Cuando avanzo en mis novelas suelo divertirme. Es como ir construyendo puentes mekano sobre precipicios de profundidad desconocida. Puedo dar vida a nuevas personas. Si se me antoja, las hago aspirar brisas del Atlántico o del Indico, las amigo o las enemisto, las hago cometer delitos, imprudencias, perversiones, robos, traiciones y también, cómo no, ejecutan buenas acciones sin esperar retribución alguna. Las visto con la bufandita de Sutana y los aritos de Mengana. Las pinto complejas y contradictorias, porque o si no parecerían meros arquetipos. Las hago vivir humillaciones y les inflo los pulmones de resentimiento, porque o si no nadie creería que son auténticas. Y todos, absolutamente todos mis personajes, son vanidosos y mentirosos. Esto es lo que más los asemeja a los de carne y hueso.

Cuando no estoy caliente mentalmente me gusta follar, joder, coger, culear o como se le llame en cada país. Nací internacionalista y aunque empecé a escribir desde un potrero y rodeado de cerdos literales, mi localismo me quedó pequeño al primer día.

En mi blog me doy el gusto de escribir naderías. A nadie obligo a leerlo. En la portada dice claramente que es un borrador. A veces alguna de mis tonterías logra dar en un blanco, pero es impremeditado. Sólo son manifestaciones automáticas del arlequín ciego que hay dentro de mí.

He seguido leyendo a Kinski. Me gusta como narra su vida. Ya me gustaba actuando y profiriendo maldiciones a Herzog.

También leo historia, filosofía, Vitale, Zizek, Ferró, noticias sobre las confrontaciones diarias de mis compatriotas, daguerrotipos de los tiempos, puntitos de un óleo que nunca sabrás exactamente qué mierda representa.

Imagen: Carlos Silos

2 comentarios :

  1. Anónimo15/6/12

    el torso masculino es una de las maravillas de la Creación; poderoso y lleno de delicadas sorpresas, de potencial erupciones de fuerza; es como el terreno firme pero lleno de brotes, como el tronco surcado de frutos

    ResponderEliminar
  2. Más quisiera yo que mis textos más logrados se parecieran mínimamente a sus ¨borradores¨.
    Siga ametrallando desde su pluma, admirado amigo!

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Cuadernos de la Ira de Jorge Muzam is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.