Vándalos literarios


Me gusta el concepto de "vándalo literario". Si se ha creado es porque la necesidad lo ha demandado. ¿Qué sería exactamente un vándalo literario? Básicamente, es un escritor tan inquieto como talentoso, inconformista, que no se acomoda ni lo logran acomodar en ningún esquema, que genera mucho ruido con sus letras, que colecciona enemigos y seguidores con suma facilidad. No implica que tenga algo o mucho de razón, sino que sus creaciones porten la suficiente cantidad de explosivo ideológico o enrostrador como para que se le considere un peligro social, un burlador de intocables o un contribuyente eficaz a la subversión de cualquier orden.


¿Quienes podrían ser considerados como destacados vándalos literarios?

Pienso en Philip Roth, un escritor que zahiere indistintamente a comunistas y anticomunistas, a socialistas y liberales, a demócratas y republicanos. Y todo por enrostrar con lujo de detalles el hijodeputismo que subyace en cada alineante.

También pienso en Francisco Umbral, un escritor que junto a su prodigiosa pluma, posee artillería pesada en la lengua, de la que no se salvan moros ni cristianos.

Como no destacar a Carlos Droguett, un escritor que contravino toda posible ordenanza o tendencia de estilo literario.  Un escritor que jamás se amilanó ante nadie, ni siquiera ante la posible incomprensión de sus cercanos.

Otro vándalo de alto nivel, fue el burlón Mijaíl Bulgákov, cuyo historia de un perro transplantado con la hipófisis de un delincuente, que acaba convirtiéndose en un alto funcionario del Partido Comunista, le significó el azote sobre sus espaldas de todo un sistema político.

Pablo de Rokha merece una cúspide sólo para él, un olimpo personal. Creo que ha sido el vándalo que ha llegado más lejos. Consecuente en la vida y en las letras. Su obra crece en la misma medida que sus numerosos enemigos de clase se van muriendo.

Ezra Pound fue, a mi juicio, un gran incomprendido. Escucho sus extravagantes arengas radiales en la Italia fascista y me parece un hippie fuera de contexto. No sé qué habrán pensado los fascistas. Algo así como el enemigo de mi enemigo es mi amigo. 

Y por supuesto, Don DeLillo, cuya novela Libra desató una andanada de escándalos en la sociedad estadounidense, por reconsiderar argumentativamente toda la gran mentira sobre Lee Harvey Oswald.

De Charles Bukowski sabemos que es un vándalo mayor, toda su obra y su vida son la expresión de un criminal de la burla y la ternura.

Amélie Nothomb es una vándala especial, demasiado humana, demasiado cercana, sólo escribe como piensa, y ya sabemos lo subversivo que suele ser el pensamiento cuando no tiene un filtro acomodaticio.

A Michel Houellebecq no hay quien lo traiga de vuelta al camino de lo correcto. Es un chico malo, al que los musulmanes y feministas le quieren dejar el culo rojo a nalgadas.

Vicente Blasco Ibáñez, impetuoso y arrollador escritor español, no hizo buenas migas con casi nadie de su generación. Los del 98 no lo aceptaron entre sus filas, ni los monárquicos. Su obra es una de las más prolíficas de la literatura de todos los tiempos. Para formarse una idea sobre él, basta leer lo que aparece en el portal de la fundación que lleva su nombre: "Su memoria fue borrada, sus libros prohibidos, su familia perseguida y sus bienes incautados. Las obras realizadas hasta ese momento en el mausoleo fueron destruidas y el solar donde se asentaba, en un lugar privilegiado del Cementerio municipal, fue utilizado años más tarde para construir el crematorio. A pesar de todo ello, sus restos se conservaron, y reposan en la actualidad en un nicho ordinario, casi anónimo, en el cementerio civil de Valencia".

Para concluir, me quedo con dos vándalos ascendentes, con talento suficiente para imponerse como vándalos mayores. Son los chilenos Claudio Rodríguez Morales y Gabriel Prach. Escritores con suficiente poder de fuego literario como para aserrucharle el piso a los sistemas políticos americanos y a la troupe de vagos literarios exquisitos y más encima salir risueñamente indemnes de su arremetida.


Imagen 1: Charles Bukowski, escritor alemán-estadounidense. Puto cabrón de oficio.
Imagen 2: Claudio Rodríguez, escritor chileno, observando los cerros de Valparaíso.
Imagen 3:  Gabriel Prach, escritor chileno, junto al mar de Llolleo.
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1 comentario :

  1. Marina9/11/11

    Le leí en uno de sus blogs! Un gran escritor! Abrazos

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