Los hoyeros


No hace falta que llueva para encontrarse en numerosas calles chilenas con estas personas. Vestidos con suma dignidad, limpios y bien afeitados, se dedican a tapar los innumerables hoyos que adornan las calles de nuestro país.

Lo hacen con paladas de tierra que recogen a pocos metros. Cada uno de ellos puede llegar a tapar una cuadra entera de hoyos, para beneficio de nosotros, los siempre apurados locos del volante.


No son personas habituadas a pedir limosna ni nada por el estilo. En sus miradas llenas de nobleza y resignación se reconoce a padres de familia o ancianos que no encuentran otra forma urgente de llevar pan a sus hogares. Nunca estiran la mano ni exigen con agresividad una colaboración, sino que esperan en silencio, con la pala afirmada bajo sus manos, que algún automovilista les entregue una moneda.

Es la otra parte de Chile, aquella que nunca saldrá en las revistas de papel couché, ni en los noticiarios, ni en las guías turísticas. Aquella que tampoco aportará un problema al gobierno de turno y que no pedirá ni esperará nada de nadie, más que una eventual moneda de poco valor.

2 comentarios :

  1. Anónimo25/10/10

    Pero eso es fantástico Jorge.No tenía ni idea que existía eso en Chile. Me parece un acto, además de dignísimo, heroico. Está muy bien que gente sin trabajo tome la iniciativa de colaborar con su ciudad de esa forma. Estaría bien que las propinas le llegaran para paliar sus necesidades más primarias.

    Imagino que eso es algo así como los "gorrillas" que llaman en algunos lugares de España, como en Sevilla, que se dedican a ayudar a los que aparcan con sus coches. Los gorrillas les van indicando ´donde tienen que aparcar a cambio de unas monedas. Los aparcamientos, suelen ser públicos, no controlados por los ayuntamientos, en estos casos.

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  2. Tu relato es sumamente conmovedor... Una observación tierna.

    Me quedé pensando si en Argentina hay algo parecido- Recorrí con la mente mis recuerdos de interminables caminatas por esta ciudad donde vivo y las de BA ciudad y provincia. No hay.
    Pensé en los cartoneros, gente en la más extrema pobreza que sale a recorrer las calles cuando cae el sol para buscar entre los desperdicios materiales de reciclables que vender (botellas, cartones, latas, etc.) Su mal aspecto hace que la gente los mire mal y crea que los va a asaltar por puro prejuicio... algunos piden, algunos insultan pero quién los puede culpar. Pensé en los "cuidacohes", parecido a lo que menciona Concha. Pero ellos acá tienen muy mala fama porque se toma su actividad como un acto extorsivo. Se cree que se le paga no para que lo cuide sino para que no lo dañe. A la par de este siempre hay un niño habre puertas que es mirado con desdén por el ayudado pueto que el primer pensamiento que asoma por su cabeza es que le tiene que dar unas monedas y no quiere. Parecido a esto también están los que te limpian los parabrisas, una vez más chocan con una mala actitud del dueño del auto sometido a ese inesperado tratamiento... Esto siempre acaba en insulto mutuo o dos monedas dadas con el más profundo dolor del alma----
    Ya sé que te pinto un mal panorama, me gustaría tener una mejor visión de nosotros mismos... Pero eso es lo que ocurre... y se me vienen a la cabeza montones de sucesos mínimos parecidos. Temo afirmar que somos egoistas y mal contestados en líneas generales. Vivo en un pueblo chico y viví en dos gigantes, no veo diferencias en ese sentido. Creo que es algo que tenemos que cambiar, no somos malos pero en la calle y ante el otro en desventaja nos portamos bastante mal. Yo hago mi esfuerzo y sé que otros lo hacen pero somos pocos... Grande o chicas andamos apurados y malhumorados.
    Me esforcé y pensé en los artistas urbanos que despliegan su talento por las calles, que se ganan sonrisas y fotos. Esa es gente buena que no pide, que no espera, que da lo mejor que tiene. Hay unos que hacen piruetas en plena Av.9 de Julio, otros que fijen ser estatuas que dan regalos sorpresas, varios que bailan, muchos que cantan, amo especialmente a los que pintan... Ellos me han sacado muchas sonrisas.

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